lunes, 19 de octubre de 2009

Octubre mes de la Familia

Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Tradicionalmente al mes de octubre se lo conoce como el Mes de la Familia, por celebrarse en él el Día de la Madre. Hay muchas razones para unir ambas celebraciones y agradecer en ellas tanto el don de la vida, como su necesario acompañamiento. La vida necesita del amor de la madre y del ámbito de una familia para su desarrollo, y la familia, a su vez, recibe con gozo el don de la vida que compromete y fortalece sus vínculos. El cuidado de la vida reclama la presencia de una familia. Qué triste cuando a este don no se lo vive con la responsabilidad que merece, las consecuencias se ven reflejadas en los hijos.

Es cierto que hay situaciones conflictivas que requieren una atención particular, incluso en defensa de la misma vida, pero separar vida y familia termina empobreciendo a los padres como a la sociedad, y compromete el normal crecimiento de los hijos. La Familia pertenece a esas realidades que es difícil de definir porque son un espacio natural de vida y afecto, como la fuente primera de esas relaciones fundantes de paternidad, maternidad y fraternidad que sostienen a la misma vida. Es común decir que la Familia es la primera escuela de vida y de los derechos humanos. No se proclaman, en ella se viven. Cuánta responsabilidad les cabe a los padres como maestros de esta escuela, asumir el rol que les pertenece.
(...)Acompañando de un modo especial a todas las familias que viven el dolor por la ausencia de un ser querido, como también a aquellas que sufren la precariedad de medios e incluso la pobreza, y a tantas otras que viven en silencio el dolor moral de algunos de sus miembros, quiero hacerles llegar una palabra de esperanza, que surge de mi fe en Dios, que es Padre de todos y de la verdad de lo que son ustedes, sus hijos, para que puedan mirar con ojos de amor, y tal vez de reconciliación, esa realidad que les pertenece y de la cual son testigos responsables. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Fuente:camineo.info